Si la elegancia fuera de un color seria de un color rojo atrayente, nada empalagoso, y con salpicaduras de luz que destacaran cada disparo característico de su refinamiento. Como el Roig Robí, un restaurante en Gràcia con una tradición de casi treinta años que, situado en una pequeña calle estrecha del barrio, se ha ganado un reputado prestigio gracias a su cocina y al buen servicio del comedor. Mercè Navarro i Joan Crosas, responsables principales del restaurante, ofrecen a su carta los mejores productos de cada temporada: el pescado y el marisco más fresco, la becerra con DO Pirineos, el cordero de Valle de Esgueva y el lechón ibérico onubense, junto con trufas, setas y espárragos que compran directamente al productor.
LA DISTINCIÓN CREATIVA
El jardín de una torre –de aquellas que nos hacía imaginar Mercè Rodoreda– es el distintivo del Roig Robí y convierte el restaurante en un espacio luminoso, agrandando todavía más sus aposentos, que a la vez se pueden convertir en privadas y más íntimas gracias un juego de puertas transparentes. El jefe de cocina, David Sansegundo, es el encargado de casar este confort con la gastronomía de más alto nivel, heredera de la cocina tradicional de nuestras casas.
El arroz con “espardenyes” y alcachofas, el pescado del día al horno con patatas y cebolla y, en temporada, el puré de patatas con huevo poché y trufa son algunos de los platos que la clientela del Roig Robí valora especialmente. Algunos platos del recetario tradicional, como las albóndigas con alcachofas o las manitas de cerdo con nabos, conviven con el escabeche de bonito con verduritas y la perdiz salvaje con hatillo de col y morcilla, entre otros platos suculentos. Su bodega destaca por la amplia presencia de vinos catalanes y por una extensa representación de las DO de todo el Estado. Recientemente ha sido galardonado como segunda mejor carta de vinos de restaurantes de Cataluña en el concurso Cartas de Vins dels Restaurantes de Cataluña 2010-Cartaví.
La Vanguardia
Què fem?
Text Judit Monclús
Foto Jordi Play