“He sido feliz haciendo felices a los que amo”

M E R C È  N A V A R R O  RESTAURADORA  

Cumplo 73 años. Nací en Olesa de Montserrat y vivo en Barcelona.
Me separé, tengo 6 hijos y 7 nietos. No estudié, pertenezco a esa
generación de mujeres a las que preparaban para ser buenas amas de
casa. Igualdad y tolerancia es mi credo. Soy de izquierdas. Fui católica
practicante. Hoy creo más en las personas que en lo que no veo

De quién aprendió a cocinar?
–De mis padres. Era una casa sencilla, pero ya comíamos las judías al dente. Antes de abrir el colmado trabajaban en fábricas textiles, así que se repartían el trabajo de casa y la atención que yo necesitaba.
–Eso no era muy común en aquella época.
–No, y creo que aquel equilibrio me ha servido para el resto de mi vida.
–¿Cuándo descubrió que la vida es complicada?
–Muy pronto. Cuando tenía siete años murieron dos de mis hermanos en muy poco tiempo, uno acababa de nacer, el otro tenía cuatro años. Fue muy doloroso. Me convertí en una niña triste y reflexiva.
–¿Y qué fue de su adolescencia?
–En los años cincuenta mis padres decidieron trasladarse a Barcelona para que sus hijos –por aquel entonces ya habían nacido dos más y faltaba uno por llegar– tuvieran más oportunidades, y así fue. Para mis padres y para mí, que trabajábamos para subirlos
a ellos, fue difícil adaptarnos, y nos costó tirar adelante.
–¿Cuándo dejó su casa?
–Me enamoré muy joven, pero eran años de espera: esperar que cambiara todo, queríamos cambiar el régimen, la sociedad. También queríamos situarnos para poder casarnos..., un largo camino. Me casé con 21 años, queríamos tener muchos hijos.
–Los tuvo.
–Seis. Fueron años de ilusión y de felicidad hasta que algo se rompió. Tuve una gran decepción y decidí separarme, rondaba los 40 años.Me sentía poco preparada para tirar a la familia adelante, pero siempre que he tenido dificultades he crecido.
–¿Su ex marido no se responsabilizó económicamente de sus hijos?
–No peleé por ello. Cuando pensé que ya no me quería, sólo quise que se fuera.
–¿No volvió a vivir en pareja?
–Me dije que no volvería a vivir jamás en pareja, que si amando tanto y habiendo dedicado tantos años me había salido tan mal, repetirlo era imposible: volver a querer igual, volver a estar tan pendiente de alguien.
–¿Cuál es su conclusión sobre el amor?
–Admiro a las parejas que llegan juntas a la vejez amándose, porque es muy difícil.
–¿Cómo mantuvo a seis hijos?
–Trabajé en una inmobiliaria de unos amigos buscando inversores, y cuando pude ahorrar un poco abrí el restaurante. Sabía cocinar, pero no lo que era un restaurante. Pensé que lo haría como si vinieran amigos a casa.
–¿Resultó?
–La verdad es que sí. Creo que para tener un buen restaurante tienes que pensar que cocinas para alguien a quien quieres mucho. Hay que cocinar con amor y mucha honradez.
–Aun así no debió de ser fácil.
–Empecé con mucho menos dinero del necesario, así que hubo que hacer muchos esfuerzos, y eso me ayudó, porque me concentré en hacerlo muy bien. Al principio éramos todo mujeres, unas trabajaban medio día y otras de noche, de manera que pudieran llevar
su casa.
–Una pionera.
–Lástima, porque con el tiempo esos dobles sueldos se me hicieron inviables. Pero aquella cocina de señoras era deliciosa, había ilusión, comprensión y ganas.
–¿Y cómo lo hacía con seis hijos?
–Yo trabaja de día y de noche, fue difícil.
–¿No se sentía culpable?
–Esa falta de madre cuando se levantaban y cuando se acostaban la hemos suplido con mucha conversación y confianza.
–¿Qué ha sido lo difícil en la vida?
–Yo siempre estoy contenta con lo que hago, pongo tanto interés en vivir cada día, en disfrutar de lo que estoy haciendo, que estoy bien. Cuando tenía 15 años decía que era la mejor edad, y a los 30 también, y a los 50; y ahora también lo digo.
–Casi me da envidia.
–No ha sido fácil, he renunciado a muchas cosas, pero no me ha costado porque lo he hecho a gusto, y eso le quita mucha dureza a la vida. Para mí, abrir las puertas del restaurante y que venga gente, no tener que ir a buscarla, me parece hermoso. Digamos que sabiendo ya que la vida es complicada, no lo es tanto.
–Pero no se ha conformado.
–No, he forjado mi vida, abría camino pero sin amargura. Siempre me ha dado la sensación de que yo iba delante de un carro del que debía tirar, pero ha sido agradable hacerlo. Y he tenido muchas compensaciones.
–¿De qué se trata?
–Me lo paso muy bien leyendo, aprender es para mí un placer y me ha gustado rodearme de gente mejor que yo, precisamente para aprender de ellos. Pero cuando era un ama de casa y en lugar de leer tenía que hacer los vestidos a mis hijos, también lo pasaba bien, no me cuestionaba la vida, la vivía.
–¿No se ha sentido sola?
–Tengo excelentes amigos de largo recorrido, seis maravillosos hijos que han sido lo que más me ha interesado en mi vida y siete nietos que me llenan de alegría.
–¿Cuáles son las grandes lecciones que le ha dado la vida?
–Comprender a los otros, saber escuchar. He descubierto que haciendo feliz a la gente
que quieres se puede ser feliz. Y creo que es importante vivir el presente, el pasado sólo sirve de referente, y lo que tenga que venir ya te lo encontrarás.
–¿Qué quiere para sus nietos?
–Me gustaría que mis nietos y todos los nietos del mundo encontraran un mundo más justo y más igualitario, y que pudieran disfrutar de la belleza de nuestra tierra en paz

F E L I C I D A D E S
Hoy es el día de la Mercè. Una  buena fecha para felicitar a Gaudí y a todos los que hicieron posible el Palau de la Música, el Liceu..., y no olvidarnos de que tener muchos ‘fast foods’ no nos hace más cosmopolitas. Pero sobre todo es el día de todas esas personas anónimas: gente de posguerra, jóvenes a los que les tocó vivir en un país deprimido y represor, un país en blanco y negro. Gente honrada que no estudió másters pero que con tenacidad e ilusión dio luz a esta ciudad; con sus restaurantes, sus comercios, sus salas de baile, sus teatros. Gente con valores, tolerante y acogedora.
Felicidades y gracias.
Mercè Navarro es uno de ellos. Su restaurante cumple 25 años. La historia del Roig Robí fue un sueño necesario y la de ella, una lección de amor.

La Vanguardia. La Contra
24_09_2007

Text: Ima Sanchís
Foto Kim Manresa